Antes de empezar con cualquier tipo de maquillaje es importante realizar una buena limpieza facial y humectar el rostro. De esta manera cualquier signo de sequedad, fatiga o irritación se verán contrarrestados.
Una vez que preparamos la piel para la colocación de los productos, hay que tener en cuenta que tipo de maquillaje vamos a usar. Elegir un tono de base acorde con nuestra piel es un paso fundamental que no debemos obviar nunca. Prestar especial atención al tipo de piel (si es seca, mixta o grasa) y elegir un producto acorde también es de vital importancia.
Sin importar tu tipo de piel, siempre deberás aplicar la base por todo tu rostro con pequeños toques y masajes suaves. De esta forma, se fundirá mejor y permitirá una mejor penetración del resto de tus cosméticos.
Si te levantás con ojeras o bolsas alrededor de los ojos, es fundamental que uses un producto para contrarrestar el “efecto cansancio” de los mismos. Probá con el nuevo corrector stick de Vicky, y tendrás una cobertura que durará más de 14 horas, sin importar a dónde vayas.
Recordá que no debés excederte en la aplicación del corrector para evitar poner el foco en la zona que buscás ocultar, ya que los excesos pueden dejar grumos o partes más densas en tu piel. Agregá el corrector de a poco: es más fácil sumar que retirar el exceso.
Si además agregás un rubor en tonos rosados y un delineado en colores beige o marrones, podrás disimular el cansancio de tu rostro de una manera más fácil.
Para ocultar las imperfecciones y cicatrices que dejó el acné, es importante aplicar un corrector que te ayude a unificar el color de la piel. Es recomendable que optes por un corrector que no contenga aceites y que sea del mismo tono que tu piel (no cometas el error de escoger uno más claro).
Intentá acudir a un lugar en el que te puedan asesorar bien en la elección de tus productos de maquillaje, ya que de esta forma, además, evitarás que el acné aparezca de nuevo o se intensifique más.
Elegí el maquillaje del color adecuado
Puede parecer obvio pero no todos los colores de maquillaje sirven para disimular los distintos tipos de imperfecciones. El verde, por ejemplo, neutraliza a las manchas y a las cicatrices, como los pequeños granos o marcas de nacimiento por ser el color opuesto al rojizo. De esta manera, cualquier marca que tienda a esta tonalidad puede ser revertida con verde. El amarillo disimula las ojeras y las venitas de debajo de los ojos porque contrarresta con el color violáceo natural de ambas ¡Elegí el que mejor vaya con vos!